La depresión es un estado de ánimo que se relaciona a la tristeza y que por lo general sigue un curso crónico de meses o años. Es altamente incapacitante e interfiere de manera significativa en las actividades diarias de quien la padece.


La palabra "depresión" se utiliza también de manera cotidiana para describir aquellos estados de ánimo que ocurren de manera episódica y pasajera en respuesta a un evento adverso en la vida como puede ser por ejemplo una ruptura sentimental. Los estados de ánimo con estas características desaparecen de manera espontánea de la misma forma en que surgieron. Hay que hacer mención que en algunas ocasiones estos estados de ánimo alterados pueden durar algunas semanas, quizás un par de meses, pero siempre con la tendencia a la remisión espontánea.


La depresión en sí como enfermedad no desaparece de manera espontánea, tiende a hacerse crónica y de manera indiscutible afecta el funcionamiento diario de la persona que la padece. En consecuencia requiere de atención profesional por un experto en la materia.


Actualmente se sabe que la depresión afecta a millones de personas en todo el mundo. Se estima que cerca del 20% de la población mundial padece de depresión y de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud es la segunda causa de discapacidad a nivel mundial muy por arriba de otras enfermedades médicas o neurológicas.  Es más frecuente en mujeres que en hombres en una proporción de 2:1 y se presenta a cualquier edad, es decir, niños, adolescentes, adultos y adultos mayores son susceptibles de padecer depresión.


La depresión ocurre por la confluencia de un conjunto de factores como son la predisposición hereditaria, la exposición a experiencias traumáticas o sucesos adversos, cambios inesperados en la vida, pérdida del empleo, situaciones de separación y divorcio, presencia de enfermedades crónicas, separación o muerte de seres queridos, etc.


Aunado al sufrimiento psicológico que presenta el paciente deprimido pueden presentarse otro tipo de afecciones como son:


  1. Síntomas somáticos, es decir síntomas físicos que no tienen un sustento orgánico, sino emocional

  2. Bajo rendimiento académico o laboral

  3. Problemas en las relaciones interpersonales

  4. Incremento en el riesgo de suicidio

  5. Uso inadecuado de tabaco, alcohol y/o drogas ilícitas

  6. Estrés familiar.

  7. Aumenta la duración de las enfermedades físicas y la discapacidad qué conllevan.


El nivel de gravedad de la depresión varia de persona a persona y por eso es necesario identificar a quienes requieren de ayuda profesional. Desafortunadamente el 56% de las personas deprimidas no recibe la atención adecuada por desconocimiento de la existencia de una enfermedad como esta; por pena, vergüenza o temor "al que dirán"; por no saber como actuar o por no tener recursos económicos o servicios médicos, etc.


¿Cuáles son los síntomas de la depresión?


La presencia de los siguientes síntomas depresivos cuando menos por dos semanas con una afectación importante en las actividades diarias son sugerentes de un cuadro clínico que podría requerir ayuda profesional:


  • Tristeza

  • Llanto

  • Anhedonia (pérdida de interés por las cosas que antes se disfrutaban)

  • Alteraciones en el sueño (dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche y/o despertarse muy temprano)

  • Alteraciones en el apetito (con pérdida o aumento de peso)

  • Disminución del deseo sexual (libido)

  • Falta de concentración y atención

  • Sentimientos de culpa, impotencia y/o "inutilidad", remordimientos

  • Baja autoestima

  • Lentitud de movimientos, sensación de cuerpo pesado

  • Inquietud, intranquilidad

  • Apatía, falta de energía, fatiga

  • Pensamientos asociados a la muerte

  • Ideación y/o tentativas suicida en los casos más graves.


¿Qué tratamientos existen?


Existen tratamientos que han demostrado ser eficaces en el manejo de la depresión, tanto farmacológicos como psicoterapéuticos. Lo más recomendable en la mayoría de los casos es la combinación de antidepresivos + psicoterapia. Esta última con una frecuencia semanal, sobretodo en la etapa de crisis al inicio del tratamiento (generalmente por espacio de 6 semanas). Posteriormente se continúa con el tratamiento farmacológico y se le dan al paciente citas de seguimiento (la mayoría de las veces cada mes) para evaluar la eficacia del tratamiento y la presencia de factores de estrés que pudieran afectar el propósito del tratamiento.

El tratamiento farmacológico se realiza en etapas para asegurar el bienestar del paciente. Para fines prácticos lo podemos dividir de la siguiente manera:


  1. Etapa de respuesta a tratamiento.- en este momento se busca una respuesta a la medicación, es decir, que el antidepresivo empiece a dar muestras de su eficacia en la persona y que los efectos secundarios del fármaco (si se presentan), sean mínimos y transitorios. Dura aproximadamente de 10-15 días.

  2. Etapa de Remisión de síntomas.- al existir una buena respuesta al tratamiento lo siguiente es buscar la remisión completa de los síntomas depresivos. La remisión es gradual y puede llevar de  3-6 meses el alcanzarla. Esto varía de persona a persona.

  3. Etapa de Mantenimiento.- es una de las fases más importantes del tratamiento ya que para estos momentos el paciente ya se siente bien y es importante mantener este bienestar y evitar los abandonos prematuros del tratamiento con el consecuente riesgo de recaída. Esta etapa se prolonga alrededor de un año en la mayoría de los casos, pero varía en cada paciente dependiendo de la gravedad de la depresión, la cronicidad (duración del problema), número de episodios previos, presencia de factores de estrés, etc.

  4. Etapa de Descontinuación.- estamos cerca del final del tratamiento. Hemos estado bajo cuidado médico por un buen espacio de meses y nos hemos mantenido bien. Es momento de considerar el retiro gradual del tratamiento hasta su totalidad, vigilando que la mejoría en síntomas en el paciente se sostenga y que no haya posibilidad de recaídas.


El proceso de tratamiento es largo y difícil. Requiere mucha paciencia y constancia, pero afortunadamente la meta es alcanzable y el retorno de la calidad de vida es posible.


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